15/3/08

Siempre lo mismo

Sin entrar en detalles que conspiren contra el anonimato que pretendemos quienes nos escondemos en este rincón, puede afirmarse que la mayoría de los autores somos gente de edad avanzada, más cerca del abuelazgo que de Disneylandia. Ese dato objetivo puede mover a engaño, alimentando la suposición de que alguno está de vuelta, lo que dista en años luz de la realidad. El asunto es que, a pocas horas de cada partido del Ciclón, recrudece ese concierto de tripas desvencijadas, indomables, que permiten augurar un almuerzo frugal, pero a la vez indigesto.

Particularmente, cada vez que nos toca enfrentar a estos descastados de Liniers, miserables con pretensión internacional, el humor es aún más tumultuoso. Se desea una goleada inapelable, que deje de lado toda referencia comparativa entre la Grandeza propia y la injustificable aspiración de estos cachafaces venidos a nuevos ricos.

Llegamos sacudidos de emociones y traslados, con el alma en expansión y los cuádriceps inciertos. Venimos de un par de años sin recordarles a estos tipos quién es quién en este asunto del fóbal grande. El sol raja la tierra y parece esconder una sonrisa amable. En Boedo, ya, una muchedumbre interesante renueva su compromiso con los colores de siempre, en diseño aggiornado (esperamos dejar de lado por un rato la habitual torpeza y conseguir imágenes de la presentación de las nuevas camisetas).

La moneda está en el aire. A la noche, Gloria o Devoto, más novedades para este boletín.

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