23/3/08

Lagunas

Al holgazán avezado nunca le faltan excusas: el partido del viernes, las consecuencias físicas y familiares de ayer y una breve incursión pesquera en el Domingo de Pascua nos han alejado levemente de este quiosquito de almas. Pero todo sirve, porque la escapadita a Chascomús sirvió para reunir a la barra, esposas/novias y pibes de los que habemos, alrededor de dos pejerreyes más bien pequeños y otros tres especímenes inclasificables taxonómicamente, al menos para nuestra ignorancia.

El picnic-asado transcurrió animado, sobre todo cuando notamos que nuestra elección de lugar había coincidido con la celebración religiosa, con lo que se desataron los recuerdos de quienes vivimos aquel 19 de abril de 1987 y la tristemente recordada sentencia alfonsinista. Lograr un acuerdo de los presentes resultó impensable, por lo que no vamos a extender el debate más allá de las fronteras, pero lo curioso -o no- se produjo cuando la discusión derivó, por vías que aún no hemos podido recomponer, en la actualidad azulgrana y el proto-exitismo que surge de cara al martes. Que ya estamos prendidos en los dos torneos, que ganándole a Vélez el pendiente estamos a cuatro, que cuando los goleadores empiezan a meterla somos imparables. Ya estábamos preparando la excursión a Tokio, cuando la radio nos pegó un cachetazo recordándonos que bosteros y gallinas todavía participan en ambos emprendimientos, y que es prematuro celebrar.

Mañana retornaremos con menos cansancio, con más tema (político antes que deportivo, seguramente), pero no nos queríamos alejar demasiado de esta costumbre que se nos va aquerenciando, ni ignorar lo que significa para los boedenses un domingo entre amigos, familia y recuerdos. Y el Ciclón, claro. Que está en todos lados, como el de arriba.

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