30/3/08
El Cumple de Papá - Eduardo Bejuk
El nene, tierno, nos invitó a su casa cuando ya restan horas, minutos para el Centenario, qué noble gesto, con la clara intención de celebrar con nosotros y demostrarnos su primogénito cariño. Sí, esa casa que tan bien conocemos y que tan gratos recuerdos nos trae. Festejar allí, para los Hermanos Cuervos, es una costumbre que el paso del tiempo no logra erosionar. Como anoche, cuando la actuación de D'Alesanlo, al fin, nos ilusiona a puro lujo, criterio, gambeta y hasta gol, sí señor, usted podía, Andrés, y el plumaje negro le sienta mejor que el anterior, tan pálido, tan triste, si no que lo diga Menseguez (bien, pibe), que lo diga Rondamón... Encima la metió Silvera, se sigue afirmando Aguirre, volvió Botti, está bien Orión, guardamos jugadores y energía, salvo por la Gloriosa, claro, que nunca se guarda ni un poquito, que empezó la cuenta regresiva y larga el olé, olé, olá, como hay que cantarlo, como lo inventó hace ya dos décadas, mal copiado por hijos y entenados, vuelan las remeras, se preparan las caravanas centenarias, el Ciclón sopla en el Clausura, resopla en la histérica copa y vive en cada garganta. Después de brindar en lo del nene, imponemos la cita en casa, la que levantamos nosotros, no faltés, tenés que estar...
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