Ninguno de los aportantes a estos desvaríos es un experto en sociología ni en ninguna de sus ciencias afines, más allá de una constante observación de las personas y un afán ostensible por escuchar y sacar conclusiones de cada conversación. Lo antedicho nos excluye de la posible evaluación de los guarismos que exhibe el gráfico. Tampoco nos permite poner las manos en el fuego por el rigor de un sistema que permite a cualquier persona repetir su voto.
En cambio, elegimos una mirada más superficial. Alguien o algunos, entre uno y seis mil y chirolas, tienen la suficiente "confianza" en la imposibilidad de solucionar el problema como para constituir esa opinión en la más respaldada en el marco de la consulta.
Hace un tiempo, alguno de los políticos que atienden o deberían atender a la cuestión de la seguridad y los diseños de políticas en esa materia, expresaba -de manera atinada para quienes aquí nos manifestamos- que la sensación de inseguridad era tanto o más disparadora de malestar que la calidad de víctima de un delito que pudiera investir cada consultado. El paralelo con las conclusiones que deja esta consulta es inevitable.
En el estribo, agregamos: 72 horas después de la muerte de Emanuel Álvarez, el tema pasó por debajo de la mitad de los medios de comunicación. Refuerza el concepto, creemos: si además de ser difícil, nos importa tan poco ¿cómo va a resolverse?
18/3/08
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