
Otro tema, o acaso el mismo, es sostener que la ilustración de este texto (la mina no, señor) involucra de algún modo una camiseta de San Lorenzo. Cierto es que el refinamiento y la modernidad tampoco son nuestro campo de negocios (¿cuál será?), pero este menjunje convida muy poco a ser vestido. Dicen que había una oscura, que ni siquiera se animaron a presentar. Si se toma en cuenta que en y con San Lorenzo cualquier gil se hace el pistolero, no queremos imaginar qué bazofia podía ser la circunstancialmente obviada.
Algún día, ojalá, estos cráneos del haute couture podrían tener la gentileza de consultar a la afición. Ya no esperando el aplauso ni la unanimidad: sólo intentando evitar un nuevo insulto a la esperanza.
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