Millones de cosas pueden decirse de la atroz dictadura, y la mayoría de ellas ya han sido dichas o lo serán, por personas mucho más preparadas que los integrantes de esta barra de amigos. Por eso, con la reverencia de los ignorantes, nos limitamos a rescatar un artículo del inmortal Gordo Soriano, que sostiene nuestra humilde tesis, y que machaca sobre aquello que no debemos abandonar. Aunque se jueguen partidos, torneos o copas que ansiemos ganar de manera desesperada y comprensible, si se nos mueren las raíces, nos queda poca vida por delante.


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