13/3/08

"No te chivé, tri tri"

Tras el gran diluvio, es usual ver las calles hechas una mugre: es claro que la suciedad sale a flote en el momento de confusión y se esparce sin criterio. También resulta natural que nadie se pone a limpiar en esa instancia, en la que sólo nos preocupamos por salvar la integridad. La metáfora no requiere demasiado subtítulo: los diarios de ayer destacaban la gran victoria del Ciclón en Potosí; los de hoy se relamen con el escandalete que habría armado Ramón apenas pitó Larrionda. Ese aspirante a "estrellita-malaleche" del periodismo deportivo, Gourovich, es el más enfático en su impostado fastidio.

Puestos a elegir entre un empleado del multimedio y el técnico de la divisa, solemos apurarnos a defender al más cercano al afecto. Pero proponemos, sólo por un instante, sustraernos de la falsa opción. Cuando llegó a Boedo, cuando fue a lo de Tinelli, cuando convocó a los medios para anunciar que regalaba una camioneta que todavía no aparece, cuando se sienta a solas con Niembra, el riojano les da piedra libre a los miserables propietarios de la calesita. Suponer que se puede cantar "basta para mí" cuando a uno le viene en gana, es iluso y quiebra las propias reglas aceptadas de movida. Entonces, Ramón querido, a llorar a la iglesia de Palau: los diarios tienen páginas de deportes, de humor, de espectáculos y fúnebres. En todas ganan. El lugar donde vas a salir la semana que viene lo deciden ellos.

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