22/3/08

Permutamos neumonías incipientes por gol agónico


¡Qué maravilloso espanto! Conviene prescindir de variables con pretensión de objetividad como la temperatura o la sensación térmica: en estos esqueletos inundados aflige un frío tenaz, indómito. Como aquella recordada -inolvidable- noche del otro Sur, cuando le ganamos al Grana 5 a 4, el agua se llevó una parte sensible de las respectivas saludes físicas. Igual que entonces, un triunfo agónico permite escurrir el malestar entre la alegría. Pero la diferencia (discúlpese alguna moderación a la hora del festejo) es que aquello fue épico, repleto de fútbol y vértigo y goles y ganas, y esto se pareció mucho a algunas trabajadas victorias boxísticas de la modernidad, donde no hay Cristo que caiga en un ring, a menos que le llueva un piano en la sesera.

Ganó el Ciclón, y se agradece, porque Lavandina dejó puesta la misma ficha en el paño que hace dos viernes, y el croupier repitió el anuncio. Pero, continuando con el paralelo, si uno deja todas las moneditas en un solo pleno durante varias vueltas, en alguna pasa el rastrillito voraz y uno retorna a Pampa y la vía, a presenciar los desalojos macristas.

Ganó San Lorenzo y sirve para seguir entonados, para pensar en el martes y en una goleada implacable a los tímidos hermanos del Altiplano, para despejarnos un ratito del dolor de la semana pasada. Pero no ocultemos la rotunda verdad: el equipo no juega bien, es difícil que le alcance con tan poquito si quiere sentarse al banquete de los triunfadores.

A los fieles seguidores, les debemos alguna crónica del encuentro de cada viernes por la mañana en Boedo. Por suerte, en el Barrio, todavía hay algunos corazones amables que sostienen la antigua generosidad del fiado.

Un tecito y a apoliyar, si aflojan los estornudos.

Video - Gol Bergessio - Arsenal 0 - San Lorenzo 1

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