9/5/08

Si es un sueño, no hagan ruido


Los que ya tenemos el callo hecho en ese estadio nefasto, vimos entrar el penal y nos preparamos para lo peor: la vergüenza, la goleada, el ole clamoroso, las rojas infantiles a granel, la cabeza gacha hasta el auto y la frazada cubriendo las orejas. Para ser absolutamente honestos, ni el 1-2 nos trajo el alivio indispensable. Pero el segundo fue algo distinto: uno de esos momentos en los que se mira al Cielo y uno lo imagina abriéndose y viéndole la cara al Tipo, un imperceptible ancho de basto en la mirada y una ligera inclinación de la testa, entre respetuosa y condescendiente.

Pedimos que nadie suponga que se puede hablar de fútbol en un momento así. Esto de hoy (ayer, bah) fue otra cosa, fue delirio, milagro, hazaña, carácter, guapeza, decisión, locura, bocina y festejo interminable.

Faltan seis. Nada más, nada menos. Habrá que intentar una diferencia importante contra los ecuatorianos acá, tomando en cuenta que no son ningunos improvisados y que la vuelta es otra vez en las alturas inhóspitas. Pero para todo eso también habrá tiempo y modo mejor. Ahora, a dormir los que puedan. A seguir soñando, en cambio, los que vislumbramos una noche del mejor insomnio.

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